La última cena de James Gandolfini, quien falleció el miércoles tras sufrir un infarto, fue langostinos fritos que untó con mayonesa y salsa chile y una gran cantidad de “foie gras”. Además, el actor tomó ocho bebidas alcohólicas, como ron, piña colada y cerveza
EFE / laverdad.com
Ver También:
Médicos intentaron en vano reanimar a James Gandolfini
Los asuntos pendientes de James Gandolfini
Murió el protagonista de "Los Soprano" James Gandolfini (Ver Perfil)
James Gandolfini, un actor que le daba vida a las cosas pequeñas
El legado de James Gandolfini
La última cena del actor James Gandolfini, quien falleció el miércoles tras sufrir un infarto, estuvo protagonizada por el exceso pues según informó hoy The New York Post, ingirió grandes cantidades de comida frita y ocho bebidas alcohólicas.
El actor estadounidense, conocido mundialmente por interpretar al mafioso Tony Soprano en la popular serie televisiva “The Sopranos”, falleció inesperadamente a los 51 años en Italia, donde estaba de vacaciones.
Según fuentes citadas por el diario, horas antes de sufrir el infarto el actor estuvo cenando con su hijo Michael, de 13 años, en el restaurante del hotel Boscolo Exedra de Roma.
Gandolfini pidió para él solo langostinos fritos que untó con mayonesa y salsa chile y una gran cantidad de “foie gras”.
“Casi todo lo que ordenó estaba frito. Obviamente, eso va a causar problemas con su corazón”, dijo la fuente citada por el Post.
Además, durante la cena el actor tomó ocho bebidas alcohólicas, como ron, piña colada y cerveza.
Aproximadamente tres horas después de esta comida excesiva, Michael encontró a su padre en paro cardiaco en su habitación del hotel, donde los médicos intentaron reanimarlo sin éxito.
Problemas con el alcohol
Además, las últimas fotos de Gandolfini en los días previos a su muerte en Roma muestran al actor con mirada “demacrada y con una copa en la mano”.
Según el rotativo, el ganador del premio Emmy había tenido problemas con el alcohol en los últimos meses y había asistido a varias reuniones de Alcohólicos Anónimos en el barrio neoyorquino West Village.
Su fallecimiento sorprendió a admiradores y compañeros de profesión en Hollywood, quienes le dedicaran palabras de admiración al que consideran un “genio” interpretativo.